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Un corazón sano es esencial para una vida larga y activa. Adaptar hábitos diarios adecuados puede hacer una diferencia significativa en la salud del corazón y reducir el riesgo de desarrollar afecciones cardiovasculares. Aquí exploramos algunas prácticas que puedes incorporar en tu rutina.
Primero, mantener una dieta balanceada rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras puede mejorar la salud cardiovascular. Evitar el exceso de sal y azúcares añadidos es clave. Además, la actividad física regular, como caminar, nadar o andar en bicicleta, fortalece el corazón y mejora la circulación. Por último, manejar el estrés mediante técnicas como el yoga o la meditación ayuda a mantener un ritmo cardíaco saludable.
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